El Cáncer de Endometrio es una patología de especial interés en nuestro medio toda vez que su incidencia ha ido aumentando paulatinamente, en concordancia con el aumento del porcentaje de población con sobrepeso y obesa. En Chile, más del 60% de la población general padece algún grado de sobrepeso y el 25-30% de los adultos es obeso.
En la edición del 19 de noviembre del año pasado, la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine dedicó un lugar especial a un artículo de revisión sistemática (revisión de toda la literatura médica publicada actual) acerca del estudio, diagnóstico y tratamiento del cáncer endometrial.
El tratamiento quirúrgico estándar del Cáncer de endometrio, al igual que el de toda la patología ginecológica benigna, es la vía mínimamente invasiva. Esto es laparoscopía tradicional o laparoscopía asistida por robot también conocida como cirugía robótica.
Evitar una gran incisión se vuelve aún más relevante en pacientes obesas, con patologías crónicas como hipertensión o diabetes que toleran peor las habituales infecciones de herida operatoria propias de este abordaje.
La cirugía del cáncer de endometrio consiste en la extirpación de la totalidad del útero, trompas, ovarios, y los ganglios hacia donde se pueden dirigir las primeras metástasis de estos tumores. Antiguamente, además de las grandes y dolorosas incisiones para acceder a la cavidad peritoneal, la extirpación de los ganglios era completa, es decir, se extirpaban todos los ganglios de la pelvis y algunos en territorios más altos.
Hoy se sabe que no es necesario y hay técnicas que permiten seleccionar de manera específica, cuáles ganglios extirpar y cuáles dejar. Esta técnica llamada “ganglio centinela” se hace con un colorante fluorescente llamado Verde de Indocianina o ICG. La efectividad de este colorante en pacientes obesas es muy superior a los colorantes que se utilizan en cáncer de mama que fue donde se describió originalmente la técnica. La plataforma robótica tiene incorporada esta tecnología que permite seleccionar los ganglios con ICG.
La importancia de la selectividad es que se evitan los riesgos intraoperatorios de sangramiento importantes y de secuelas como el edema crónico de las extremidades inferiores (30% de las pacientes). Está demostrado que, aun sacando menos ganglios, los resultados oncológicos no varían y por ello las pacientes se benefician de las ventajas de la cirugía mínimamente invasiva. Y en caso de requerir tratamientos oncológicos complementarios (quimio o radioterapia), éstos pueden iniciarse mucho antes que con las técnicas más antiguas de cirugía abierta.
La cirugía robótica ha demostrado superioridad frente a la cirugía laparoscópica tradicional para el tratamiento del cáncer endometrial, en especial en pacientes obesas donde el peso de la pared abdominal es “soportado” por los brazos del robot y no por los brazos del cirujano.
En la cirugía robótica el cirujano tiene el control de todas las pinzas, las fuentes de energía y la cámara, gracias a lo cual no requiere mayor coordinación con sus asistentes quirúrgicos. La visualización de las estructuras anatómicas también es mejor en la consola robótica. Además de poseer una cámara de alta definición (HD-4K), es 3D lo cual da una exactitud a la observación, y por tanto a los movimientos que no tiene parangón.
Ninguna de las plataformas laparoscópicas es capaz de ofrecer todas las ventajas resumidas que reúne una plataforma robótica. Es por ello que, en el artículo de referencia, se menciona como estándar a la cirugía robótica para el tratamiento del cáncer de endometrio.
En Chile la experiencia con cirugía laparoscópica y en especial robótica ha crecido en el último tiempo dadas las innegables ventajas que ofrece frente a la laparoscopía tradicional. La plataforma Da Vinci X que Clínica Andes Salud tiene en Concepción ha hecho posible que se hayan operado pacientes con esta técnica desde su incorporación en 2019.
Datos al margen:
La cirugía tradicional abierta requería al menos de 3 días de hospitalización, realimentación muy lenta por parálisis del intestino propia de la manipulación. Pasaba uno o dos días con sonda vesical para evacuar la orina. Además, era habitual el uso de fajas durante un mes para evitar dolores propios de la herida . La tasa de infecciones de herida operatoria superaba al 10% y de hernias incisionales sobre un 20%.
En la cirugía robótica la paciente llega a su habitación a las 2 horas de cirugía sin sonda. Se realimenta con líquidos claros a las 4 horas y a las 6 horas ya recibe régimen líquido. Se levanta sin problemas a las 4 horas, se le aplica un protocolo de recuperación precoz y en más del 90% de los casos está en su casa al día siguiente de su cirugía.
En resumen, cirugía de mejor calidad, más cómoda para el cirujano, más exacta anatómicamente, de recuperación más rápida, con menos secuelas para la paciente y con resultados oncológicos excelentes.
Dr. Juan Landeros, gineco-oncólogo, miembro staff del Centro de Cirugía Robótica y Mínimamente Invasiva del Clínica Andes Salud Concepción y director médico de esta institución.